Me enseñó a prepararlos hace cuatro años, los hicimos juntas y desde entonces sigo la tradición con mi madre. Estos deliciosos dulces de sartén pertenecen a la más pura tradición navideña de Andalucía.
Ingredientes:
* Tomamos como referencia un vaso de agua
Una medida de vino fino, manzanilla u oloroso
Misma medida de aceite de oliva
Harina ( la que admita)
Ajonjolí
Matalahuga (anís en grano)
Ralladura de naranja
Aceite para freír
Miel
Anises de colores
Modus Operandi:
Misma medida de aceite de oliva
Harina ( la que admita)
Ajonjolí
Matalahuga (anís en grano)
Ralladura de naranja
Aceite para freír
Miel
Anises de colores
Modus Operandi:
1º. Ponemos a calentar la medida de aceite con un trozo de piel de naranja y un puñadito de ajonjolí y matalahuga. Cuando la naranja esté dorada retirar y dejar enfriar.
2º. En un bol hondo poner la medida del vino elegido y añadir el aceite frito y la ralladura de naranja. A continuación vamos añadiendo poco a poco la harina hasta que adquiera consistencia para trabajar sin que se pegue en las manos.
3º. Enharinamos la superficie de trabajo. Extendemos la masa con el rodillo y vamos cogiendo porciones dando la forma deseada: triángulos, pequeños pañuelos...
4º. Ahora toca el momento fritura, del que se encarga mi padre.
Se freirán a fuego vivo hasta que estén dorados. Una vez fritos, pasamos los pestiños por un baño de miel rebajada con agua y finalmente se presentan en la fuente de servir.
Esas manos son de mi papi, maestro freidor de la familia.
Con estas medidas han salido casi cien para repartir a la familia.
Primera propuesta dulce para estas fiestas, una receta familiar llena de amor y tradición que trasciende ya a más de cuatro generaciones de cociner@s de mi casa.
2º. En un bol hondo poner la medida del vino elegido y añadir el aceite frito y la ralladura de naranja. A continuación vamos añadiendo poco a poco la harina hasta que adquiera consistencia para trabajar sin que se pegue en las manos.
3º. Enharinamos la superficie de trabajo. Extendemos la masa con el rodillo y vamos cogiendo porciones dando la forma deseada: triángulos, pequeños pañuelos...
Con ayuda de un vaso he ido haciendo círculos y luego plegando los extremos.
No me quedan perfectos pero más o menos esta es la forma que daba mi abuela 4º. Ahora toca el momento fritura, del que se encarga mi padre.
Se freirán a fuego vivo hasta que estén dorados. Una vez fritos, pasamos los pestiños por un baño de miel rebajada con agua y finalmente se presentan en la fuente de servir.
Esas manos son de mi papi, maestro freidor de la familia.
Con estas medidas han salido casi cien para repartir a la familia.
Primera propuesta dulce para estas fiestas, una receta familiar llena de amor y tradición que trasciende ya a más de cuatro generaciones de cociner@s de mi casa.
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